La comprensión lectora es una habilidad fundamental en el aprendizaje de la lengua materna, ya que nos permite entender y dar significado a lo que leemos. Para los niños de primaria, aprender a comprender lo que leen no solo implica reconocer palabras, sino también captar ideas principales, detalles importantes y el mensaje que el autor quiere transmitir. Es como si la lectura fuera un camino que recorren, y la comprensión fuera el mapa que los ayuda a entender dónde están y qué deben hacer para seguir avanzando.
Desde pequeños, aprendemos a entender los cuentos, las instrucciones, las canciones y los mensajes que nos rodean. La comprensión lectora se desarrolla poco a poco, mediante la práctica constante, y requiere habilidades como la atención, la memoria, el vocabulario y la capacidad de hacer inferencias o deducciones. Por ejemplo, si un niño lee "El perro encontró una pelota y la llevó a su dueño", puede entender que el perro está feliz y que la pelota es algo que le gusta jugar.
Para facilitar esta comprensión, es importante que los niños aprendan a hacer preguntas sobre lo que leen, como: ¿quiénes son los personajes?, ¿qué sucede?, ¿por qué pasa esto? También, que puedan relacionar la lectura con sus propias experiencias, ya que esto hace más fácil entender el texto. Por ejemplo, si leen sobre un niño que va a la escuela, pueden pensar en su propia escuela y sus amigos.
Una buena estrategia para mejorar la comprensión es la lectura en voz alta, donde el maestro, los padres o los mismos niños leen en voz alta y luego comentan lo que entendieron. Es como escuchar una historia contada por un amigo y luego hablar sobre ella. También es útil resumir el texto, contar con dibujos o mapas conceptuales, y hacer preguntas que inviten a pensar y reflexionar sobre lo leído. Todo esto ayuda a que el niño no solo lea las palabras, sino que comprenda el mensaje completo, y así pueda aprender mejor, resolver problemas y expresar sus ideas con claridad.
En resumen, la comprensión lectora en primaria es un proceso activo en el que el lector interactúa con el texto, usa su vocabulario, su memoria y su imaginación para entender lo que lee. Es como armar un rompecabezas, donde cada pieza (palabra, idea, detalle) debe encajar para formar una imagen clara. Fomentar esta habilidad en los estudiantes les abrirá muchas puertas en su aprendizaje y en su vida cotidiana.
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